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«Si lo que Quiero Decir es Colibrí»—Natalie Diaz

En mojave, las palabras que usamos para describir nuestras emociones son literalmente arrastradas por nuestro corazón antes de decirlas—empiezan con el prefijo wa-, una forma abreviada de iiwa, nuestra palabra para corazón y pecho. Así que nunca preguntaremos a la ligera, ¿Cómo estás? Preguntamos directamente por tu corazón. Tenemos una forma de decir que nuestro corazón está bien y, como puedes imaginar si alguna vez has leído un libro de historia o vivido en este mundo, tenemos muchas formas de decir que nuestro corazón duele.

El gobierno llegó con nosotros primero en forma de caballería, luego de fuerte militar (por eso nos llamamos Fort Mojave), y finalmente de internado. El gobierno no se limitó a simplemente “enseñarnos” inglés en esas escuelas—sino que se llevó sistemática y metódicamente nuestra lengua mojave. Nos quitaron todas las palabras que teníamos. Se llevaron hasta nuestros nombres. En especial, nos quitaron las palabras para referirse a nuestras formas de amar—al silenciarnos, silenciaron las formas en que nos hablábamos acerca de nuestros corazones.

Una de las consecuencias—varias generaciones de angloparlantes nunca han oído decir I love you a sus padres, lo que, a sus ojos, significa que sus padres no los aman. Sin embargo, esos padres nunca dijeron I love you porque no significaba nada para ellos—era una palabra inglesa para ingleses. No hay equivalente en la lengua mojave—las palabras que tenemos para expresar nuestros sentimientos, para mostrar las cosas agitándose por otra persona dentro de nuestro pecho, son demasiado fuertes para ser contenidas por la palabra inglesa love.

Pero después de que los internados y los programas de trabajo los enviaran a las ciudades a trabajar, nuestros hijos dejaron de hablar mojave—les pegaban si los atrapaban hablando o cantando en su lengua. Tal vez cuando volvían a casa sus padres les hablaban de su corazón, pero si lo hacían, los niños ya no lo entendían.

Es verdad, la lengua de los mojave no dice, te amo—y es igual de cierto que el gobierno esperaba que dejáramos de expresar esto entre nosotros, que no volviéramos a darnos cariño. Pero aunque no decimos te amo, decimos mucho más. Tenemos formas de decir que nuestro corazón está floreciendo, estallando, explotando, destellando, palabras para decir que abrazaremos a una persona y nunca la soltaremos, que seremos mezquinos con ella, que nunca la compartiremos, que es nuestro verdadero corazón. E incluso éstas son meras traducciones, lo más que me puedo acercar en español.

A pesar de las caballerías y los internados, nuestra lengua sigue siendo hermosa y apasionada—lleva en sí las formas en que nos amamos y nos tocamos. En mojave, decir, Bésame, es decir Cae en mi boca. Si digo, Se están besando, también estoy diciendo, Se han caído en la boca del otro.

La palabra para colibrí es nyen nyen, y no significa pájaro—es una descripción de lo que hace un colibrí, entrar y salir de la flor. También es la palabra para sexo. Mat ‘anyenm traducido al español significa el cuerpo como un colibrí, o hacer un colibrí del cuerpo. En un nivel muy básico tenemos una palabra que significa cuerpo sexo colibrí al mismo tiempo.

Pienso en las muchas cosas chafas que dice la gente cuando quiere tener sexo con alguien—imagínate cuánta más suerte tendrían si se acercaran a ti con esa mirada de relámpago en los ojos y ese brillo en la boca y dijeran una sola palabra: colibrí. Y tú pensarías: brotar, dulce, alas que giran, corazón de 1,260 latidos por minuto, flor, cerebro de mayores proporciones del reino de las aves, jarabe, iridiscente, néctar, lengua con forma de “w”—lo que significa algo muy cercano a .

Hace poco, una estudiante adulta que está enseñando la lengua a sus hijos en su casa le preguntó a nuestros Ancianos si podían enseñarle a decirle a su hijo que lo ama. Le dijeron que no tenemos ninguna palabra para eso. Pero, la alumna insistió, necesito saberlo porque nunca oí a mis padres decírmelo, y no dejaré que mi hijo crezca sin oírme decirle que lo amo. Los Ancianos le preguntaron, ¿Qué es lo que realmente quieres decirle? En ese momento, la alumna se emocionó, y las palabras se le atascaron en la garganta. En lugar de hablar, hizo un gesto con sus brazos de acercar a alguien, luego cerró los ojos y apretó sus brazos contra su pecho. Ahhh, exclamó uno de los Ancianos, tenemos una palabra para eso—wakavar.Quizá no haya una gran lección que aprender aquí, pero cuando me siento a escribir un poema, llevo todo este lenguaje conmigo a la página—intento descubrir lo que realmente quiero decir, lo que las palabras realmente significan para mí. No quiero decir nunca, amor, si lo que quiero decir es wakavar, si lo que quiero decir es colibrí, si lo que quiero decir es cae en mi boca.


Extraído del blog de Best American Poetry, publicado en el 2014.

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«De aquí no necesito nada»—László Krasznahorkai

Lo dejaría todo aquí: los valles, los montes, los caminos y los arrendajos de los jardines, dejaría aquí a los pavorreales y los padres, el cielo y la tierra, primavera y otoño, dejaría aquí las salidas, el anochecer en la cocina, la última mirada amorosa, y todas las direcciones hacia la ciudad que te hacen temblar: dejaría aquí el espeso crepúsculo cayendo sobre la tierra, la gravedad, la esperanza, el encanto, y la tranquilidad, dejaría aquí a aquellos amados y a aquellos cercanos a mí, todo lo que me ha tocado, todo lo que me ha impactado, todo lo que me ha fascinado y elevado, dejaría aquí lo noble, lo benévolo, lo placentero, y lo demónicamente bello, dejaría aquí a la flor brotando, cada nacimiento y existencia, dejaría aquí el encantamiento, el enigma, las distancias, la intoxicación de eternidades inagotables; porque aquí dejaría esta tierra y estas estrellas, porque no llevaría nada conmigo, porque ya vi lo que viene, y de aquí no necesito nada.


Extraído del libro “The World Goes On” por László Krasznahorkai, publicado en el 2013.

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«Intentaba Describir Cómo Se Siente» y Otros Cuentos—Noy Holland

Intentaba Describir Cómo Se Siente

Es como estar en una ciudad hermosa en la noche de una inundación bíblica. Un millón de dólares—todos míos—ya gastados. Como una pelota de playa saltando suelta por el mar. Baby, apareces en mi avenida, baby, y los edificios caen a sus rodillas. Yo soy la inundación yo soy la inundación que los derriba. Yo soy el zoológico y los animales en él y te doy de comer de mi mano. Come de mi mano. Tienes que dejarme. Cada chico que he amado se arrancó la cara y te la dio. Todos ellos son tú. Es tu cara en lugar de estrellas y estrellas en movimiento, árticas—y tú eres el atar. La corona brillante de Cristo. Tú me haces soltarme desde el centro, soy una cosa derretida. Soy como fuego pero lento como piedra. Como si fuera el planeta y tú el eje. Sé el eje. Tú sé la cosa en la que giro. Arriba en lo ígneo. Arriba en la decadencia. Hazme una luna, creador de lunas. Woo. Así así así.


Barney Greengrass

Él es un gran ruso judío del Bronx. Sus manos son enormes. Toma el lápiz de su boca, marcas de diente en la madera, y le dice a ella, Tenemos una conexión psíquica. Él le toma la orden y regresa con cuatro servilletas para que ella anote sus respuestas. Ahora, mírame. Aleja la mirada. Cualquier ciudad. Tu helado favorito. Cualquier palabra en español. Cualquier número entre uno y mil. 978. FLOTACIÓN. CHOCOLATE. CHICAGO. No leí tu mente. La alimenté. Las respuestas lúcidas y como bloques y nuevas.


Vegas

Cuando Danny y su novia de muchos años terminan, ella ofrece, como consolación, hacerle su trabajo dental gratis. Ella es dentista. O, trabaja para una dentista. Ella lo pone bajo sedación. Danny está bajo tanta sedación, él revive la escena de un niño devorado detrás de plexiglás en el zoológico: el niño en un reto, el oso en el suelo, abierto, cortado. Ahí está el niño. Su cara es la de Danny. El oso es un oso polar viejo, el cielo ese azul loco. Mientras tanto la ex de Danny le arranca todos los dientes de su cabeza con ese instrumento que usan. Cuando él despierta, ella está en Vegas. Su novia actual, muerta de asco, no tarda nada en dejarlo, también. ¿Qué instrucción podríamos extraer de esta historia? ¿Qué debería hacer nuestro Danny?


Una Vez Escribí Un Cuento

Una vez escribí un cuento sobre un adicto al opio con un auto que se maneja solo.

Una vez escribí un cuento sobre un avestruz.

Una vez escribí un cuento sobre un niño ciego vestido en seda de superhéroe.

Una vez escribí un cuento sobre un colibrí ahogándose en un plato de crema.

Luego escribí un cuento sobre un adicto a los animales con una mula con dos orejas mordidas. La mula era Muescas. Siempre gentil. Cada noche de su vida, él le dijo a Muescas buenas noches hasta que al fin ella lo llevó lejos y desapareció.

Una vez escribí un cuento sobre hasta que la muerte nos separe. Extravagante, la noche de la boda, a nadie le alcanzaría para tanto lujo. La novia vestía de lentejuelas. La encontraron en el baño del motel. Su esposo la había acuchillado en la tina, las lentejuelas de la cama a la tina esparcidas como monedas, como escamas, como lentejuelas. Iridiscentes, incandescentes. Como una sirena, como un pájaro.

Una vez escribí un cuento sobre un niño que yo amé que destruyó todo lo que había hecho para mi y lo sigue destruyendo aún.

Una vez escribí un cuento sobre una Jennifer y un bebé llamado Lloyd y un judío.

Una vez escribí un cuento sobre ti.

Tú dijiste, ¿De qué se trata?

Yo dije, De ti.


Todos los cuentos extraídos del libro «I Was Trying To Describe What It Feels Like» por Noy Holland, publicado por Counterpoint Press en el 2017.